miércoles, 21 de mayo de 2014

aquel tipo que no creía en mariposas

Me golpeaste 
mil quinientos aletazos, mil quinientos polvos 
amarillos, cada parpadeo,
sin dudar,
sin cicatriz de golosina.
había dejado de quemarme en los mecheros,
la deriva del molino
no me hacía sentir si no cosquillas y
tuviste que venir a incendiarlo todo,
a consentir tu ancla, tu onda expansiva de semicorcheas.

como el hombre primitivo teme a la tormenta,
creí que era dolor,
pero era pan caliente.

has tenido que llegar, arrasando con todo, 
para hacerme ver lo estúpido y débil de mi torre de naipes,
de mi dado de seis ceros.
me has pillado con la guardia baja, porque no conozco 
otra manera de enamorarme,
que bajar las manos.

y qué bien has llegado, huracán, tropezón,
a imponer tu latitud y tu
temperatura, manchándolo todo de verano,
para hacerme después besar la nieve.

no debiste haberme hecho creer invulnerable.

hoy, cariño, hay que hablar de lealtad y cocaína,
de humanidad, de petróleo.
se me llenan de paredes las arañas
y el pan
se ha convertido en avispas
en la lengua.
el cabezazo es no-poesía si no-tú,
una ligereza que mata de entusiasmo.
puedo comerle la boca a la vida,
suficiente, lamiendo
todos sus venenos, mientras miro cómo te vas
y la nota
                en el salón
                               con tinta roja.

las palabras son ceniza que se vence contra el viento,
se me ahogan de lágrimas, de azul,
las mariposas.
el tambor finge un sonido sordo y pálido de
rendición.

la vida es una bandera negra,
una autopista de peaje,
una muda de piel,
mi bolsa entera de canicas rodando por las escaleras,
una foto velada.
en el bote de nocilla sólo queda de la blanca.

me he atado las manos, con bridas,  a la espalda
para no escribir tu nombre en el teléfono
y estoy poniendo guapas las esquinas,
con todo
lo que me sobra dentro.

me dejo rodar cuesta arriba, tumbado en el sofá
y no sé cómo me caí del árbol, ni cómo matar
la tarde, sin ser cómplice.

hundir el plomo es imposible, como no creí
en las mariposas.

si queda algo de aliento, de calor,
como una cuerda de piano que me sostiene
por el cuello, con firmeza y no
me permite caer
y aun
me hace poder que creo
creer
que puedes
aparecer
si muere la tormenta.

martes, 20 de mayo de 2014

el grillo

Siento el mismo vértigo que tú,
al mirar el océano de luces de la ciudad,
desde aquí arriba.
a mí también me falta
un puñado
o dos
de aire,
al enfrentar la dura cáscara
de este retablo de títeres de alambre
que se nos presenta como una gran aventura.
también sudo tu miedo y tu ansia
de ternura
y muero como tú,
empujando las horas
por la espesura irrespirable de
la duda y la necesidad.
tampoco he sabido cómo empaparme de la ociosa plasticidad
de las espigas que abrazas,
y su admirable capacidad de recuperación.

quizá mañana, digo.
quizá mañana,
cantas.

vuelvo la mirada hacia la noche. te quiero porque
no sé exactamente dónde estás.
a penas me cuesta admitir que sólo somos manchas de hollín,
un grito vertical,
yo, en silencio,
tú,
campanas.

compañero,
al final vas a hacerte daño y puede que mañana necesites esas alas.
puede, que
ella
no vuelva.
ven, amigo, seguro
que te sabes una alegre.

miércoles, 7 de mayo de 2014

los gorriones

"La mañana de Santiago está nublada de blanco y gris, como guardada en algodón. Todos se han ido a misa. Nos hemos quedado en el jardín los gorriones, Platero y yo (...)" 
Platero y yo. Juan Ramón Jiménez



Hoy es domingo y, ¡mira, Platero!,
todos
acuden a comprar, untados de crema para después del afeitado.
se asfixia, de calor, la libertad,
dentro de esta carpa de circo.
la luna y la playa, tienen
manchas de alquitrán.

hemos levantado puestos de trabajo, encima
de otros puestos de trabajo,
demoliendo la actitud al elefante,
haciendo chascar, en aire impenetrable, las monedas,
secando el río, de raíz. casi
no se aprecian los barrotes, son
de regaliz.

las golondrinas que posan en el suelo,
no remontan.
nuestros sueños son reptiles que comen golondrinas.

observa, detrás de la cortina, tus héroes mutilados,
siente el horror de la comedia: mitad hombre, mitad truco.

puedes traer a los niños,
que aplaudan o humillen a las bestias.

seguro necesitas otro par de calcetines,
lee el cartel: podemos hacerlo por ti.
la temperatura te estudia, maneja un perfecto taladro percutor,
tatuando nuestro eslogan en el tímpano:
no nos importa lo que pienses.

tenemos el molde perfecto para tu necesidad mecanizada,
puedes
elegir el sabor, dentro de nuestra amplia gama,
de nitrógeno a frambuesa.
¿has probado el nuevo?
un publicista ha querido seducirte y le ha llamado
AMOR,
porque no sabe qué significa. presume ser
una palabra en lengua muerta,
con un logradísimo sabor a tuétano.

recoge la sonrisa que lanza ese chaval, detrás del uniforme.
dale a tu hijo unos rotuladores, que coloreen su contrato,
se ve triste.
no te incomode si fue a la universidad,
no ha debido esforzarse
suficiente. su padre,
no debió amasar lo suficiente.

coge la bolsa, la sonrisa
y vete a tomar por culo.
desenchufa
tu respiración de las puertas automáticas
y deja sitio. otros vendrán, hoy es domingo,
hace un precioso día,
de metal, de invernadero.

el siglo veintiuno ha vencido a las personas,
sólo espero que haya alguien -o algo- ahí fuera,
mirando
los gorriones.