lunes, 19 de diciembre de 2016

LA COLA DEL PAN




Antes los españoles que los sirios o chilenos.
Antes los catalanes que los españoles.
Antes los españoles que los catalanes,
pero éstos antes que los sirios o chilenos.
Antes los españoles que los bolcheviques.
Antes los españoles que la fractura de España.
-España es un húmero, una oblea-
Antes los españoles que los globos de agua.
Antes los españoles que los muertos vivientes.
Antes los españoles que los españoles
(si tienen otra nacionalidad, aunque sigan, o no, siendo españoles o europeos).
Españoles trabalenguas con el odio para el hambre.
Español poder que reza sus banderas de papel.

domingo, 18 de diciembre de 2016

BABY BLUE






«The highway is for gamblers, 
better use your sense.»
Bob Dylan



La vida no es, para nada, como la habíamos imaginado
de niños, tirando piedras a las vías, 

¿lo recuerdas?

Ni siquiera ardía el mismo sol, ahí arriba.
Parece que perdió aquellos abrazos dorados
de puntas romas.

Seguimos matando la sed como entonces,
con algo de aquella autodestrucción literaria,
quizá no tan legítima, con argumentos que caen
ante la responsabilidad.

Hemos roto el traslúcido cristal y, ahora,
ahoga de real. No vale
lo que darías por volver a aquella tarde
y organizarlo todo de nuevo,
con la serena impunidad que concedía
tirar piedras a las vías.

Cuando empezamos a plantearnos la felicidad,
se nos fue, sin dejar siquiera rastros en el humo.
Empezamos a no fiarnos del amor,
porque creíamos no necesitarlo.

Estábamos tan solos.

Confundimos felicidad con embriaguez, aún
nos cuesta distinguirlas.
Ahora, podemos encontrarla
esa escurridiza, peligrosamente frágil,
felicidad, si miramos con indiferencia
el reloj o el cielo y lo celebramos.

Aquella chica azul de tribunal,
por fin, se levantó del suelo
y vino a salvarnos, de entre dos contenedores de basura.

Ha llegado nuestra hora,
la de vivir de verdad.
Y en eso estamos, caminando por la vía,
esquivando los trenes y las piedras
que nos tiran los niños.


martes, 13 de diciembre de 2016

BONITA PALABRA






Sobre las ruinas de la antigua cárcel de Carabanchel,
no han construido ningún hospital,
ningún colegio. No han construido
un monumento a la memoria.
Desangelado paisaje de polvo y escombros,
en lo que hoy es un descampado cercado por una verja.
La puerta sigue en pie,
como el recuerdo de sus muros grises
en la colectividad.

Aquí murió la libertad demasiadas veces.

No está escrito en ningún sitio
no sabemos sus nombres
ni los sabremos nunca.
Lo que sí han levantado,
a uno de los lados del terreno,
son unos calabozos para juicio rápido
y un Centro de Internamiento de Extranjeros,
donde se espera para ser deportado,
o puesto de nuevo en libertad.

Otra vez la libertad,
como un lugar donde pueden poner
o quitar a las personas
con tanta facilidad.

Nuevos muros, el mismo símbolo de represión,
mentes sobre las que nunca llueve.

Tampoco sabemos sus nombres, hoy.
Se los han tragado la tierra y la historia,
camino del hogar.

Son los mismos muros. Esta vez,
los han pintado de colores.

domingo, 11 de diciembre de 2016

ANTINATURA






Abrazo con media sonrisa, medio
de ceniza
y una taza de café,
la raíz no demasiado convencida
de un lunes de septiembre,
con miedo a las alturas.
Cuento los garbanzos que faltan en el bote
para viernes
y que vuelvas; para vuelvas
y qué viernes.
El día se presenta distraído,
saturado antinatura su colección de hormigueros.
Un cuarteto afónico de gallos
carga de escitaloprán, su timbre
sostiene y golpea berenjena en mis ojeras.
Noticias,
dosis doble edulcorante,
suenan en la radio. Noticias
y una canción de rock
patrocinada por seguros de automóvil
mata el rock.

Un cielo falto de inspiración
le copia los colores al asfalto.
Suscribo el compromiso de abstinencia y sobriedad.

Todo se lo debo a mis mayores,
a los surcos del arado en la vejez,
a su lección de roble canadiense.
Abstemio, sobrio, responsable, asexuado
y comprometido, a imagen y semejanza
de todos los mercados, bailo para ellos
a jornada doble. Pero, el viernes
- aunque siga en la labor
y no consiga detener el desfile -
pon todo este gris patas arriba,
baña con tu luz mi torpe trayectoria,
haz que vuelva a sentir dónde y por qué duele,
que estoy vivo. Rompe,
con tus aristas mujer de quebrantalíneas
toda esta forzada ortografía predispuesta.


sábado, 10 de diciembre de 2016

SETAS





Bien majos le han salido los niños,
después de todo,
y lo que les ha tocado


Mi madre responde siempre
que los niños no salen,
que no son setas.
A los niños hay que criarlos, dice.

Puedes observar - pienso al oírla,
madre, díselo también-
que es más adelante,
a medida que envejeces,
cuando viene el miedo
a un demasiado tarde,
a llevar toda una vida
pegado al fracaso, como si fuese un mal olor,
tratando mal a quien más quieres,
envejeciendo sin haber sabido.

Es después, señora,
cuando salen las personas,
los suicidios,
el alcohol,
la soledad y
la violencia.
Cuando sale la vida, con la pureza y la sencillez
de la mierda amarilla de los años
flotando sobre la impoluta superficie
de su piscina,

señora.



¿POR QUÉ SER FELIZ CUANDO PUEDES SER NORMAL? JEANETTE WINTERSON





  • Nº de páginas: 256 págs.
  • Encuadernación: Tapa blanda
  • Editorial: LUMEN

"Como la  mayoría de personas, cuando miro atrás, la casa familiar está detenida en el tiempo, o mejor sería decir que está fuera del tiempo, porque existe con tanta claridad, y no cambia, y sólo se puede entrar en ella por una puerta en la mente."


"Por eso, cuando la gente dice que la poesía es un lujo, o una opción, o para las clases medias cultas, o que no se debería leer en el colegio porque es irrelevante, o cualquiera de esas extrañas tonterías que se leen sobre la poesía y el lugar que ocupa en nuestras vidas, sospecho que a la gente que las dice les ha ido bastante bien. Una vida dura necesita un lenguaje duro, y eso es la poesía. Eso es lo que nos ofrece la literatura: un idioma suficientemente poderoso para contar cómo son las cosas."



lunes, 5 de diciembre de 2016

EL ÁRBOL DE LA CIENCIA




Le he preguntado a un niño de Afganistán
dónde
conduce el gran hilo de cobre de occidente.
Dice la inocencia no saber
nada del futuro.
En la escuela, ese tipo de palabras caen
de la pizarra, cuando explotan las paredes.
No sabe perdonar al árbol del jardín,
fallarles ante el plomo, ceder
al peso del misil sobre su hermano menor.


Interrogué sobre fronteras
a la última ballena jorobada.
Contestó que no recuerda
alguna vez nadar sin miedo,
nada
sobre hechuras de impunidad en aguas internacionales,
ni de la rabia acumulada en petroleros.
Apenas puede recordar dónde terminan
el arpón y las corrientes,
la red de dinamita.


Le he pedido al girasol
las cartas, las verdades
del trampolín de tiempo en lo transgénico.
y ha apartado la mirada,
hacia el atardecer de los mercados,
porque amenazan dieciséis humanos de agosto
masticando pipas.


Quiso explicarme Encarnación
el calor púrpura que nace en la mejilla,
el voto capital del matrimonio,
aquellos dieciséis añitos, lo tonta que ha sido,
lo bruto que era él.
No encontró, en la bolsa del pan
de la rutina, el alcohol y las palabras llave,
las tiritas. No encontró
la claridad, al filo de la noche ni del miedo.
Los golpes y el amor que come la madera
aún laten, como un reloj
de estiércol inflamable, dentro de sus huesos.


Después de dar la vuelta a la pelota,
estoy como he partido: ciego
y huérfano en respuestas.
Quizá no he acertado las preguntas,

o tropezado al entender
el idioma cifrado en el baile de la abeja;
los sueños que se enredan, torpemente, en alambradas;
el vuelo sin tripulación de la cigüeña,
su hipoteca de ceniza y entretiempo;
las instrucciones del chaleco salvavidas
con que viste el cascote polar;
el prospecto químico del cáncer de pulmón
sin maquillar del amazonas;
el vuelo helicoidal de las balas que hacen flor,
irremediablemente, sobre el pecho
de cada primera fila.


Se me ha echado el mundo encima.


Voy a tener que copiarle las respuestas
al motor de queroseno de un planeta
que no puede permitirse dudas,
que no sabe jugar sin destruir.
Las respuestas de la nube gris
definitiva, que no deja ver el cielo,
que amenaza convencida.