martes, 15 de noviembre de 2016

LA CABRA






Cuando veo imágenes del desfile militar
-con la que está cayendo-
y se repite por la tele el comentario,
el poco dinero que ha costado este año

el puto desfile, no puedo evitar
acordarme de Pili, la viudita del sexto.
Todos los domingos,
se cargaba de piel falsa y bisutería

de a montón, para ir a misa.
La pobre parecía el camello de un sultán.
Llevaba como diez tipos de collares diferentes,

encima de un camisón con manchas.
Todo el mundo la miraba y sonreía,

pero a ella parecía no importarle.
Hace años que no la he vuelto a ver.
También me ha venido a la cabeza,

al escuchar lo del desfile y
también sin aparente relación,
aquel chaval del colegio
que corría detrás de las chicas con la polla fuera.
Se la enseñaba a todo el que pasaba por su lado.
Las chicas gritaban y corrían
o se tapaban los ojos con las manos.

Nosotros le lanzábamos patadas,
al grito de guarro hijo de puta.
Parecía automático: la sacaba
y empezaba a reír, escandalosamente.
La verdad es que era un pedazo de polla
digno de ver.

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