lunes, 16 de junio de 2014

nosotros

nosotros, que nunca
nos preocupamos en tener más peso que los bolsillos descosidos del viento,
nos sentimos bien, miserables y ligeros.
nosotros,
que no pedimos más que otro atardecer
y otra botella de vino,
mirando la vida, atada en corto al nuevo siglo, pasar
por delante, con su ridículo traje de colores,
como si no existiéramos.
nosotros, y nuestra punzante necesidad de mar 
y amor, porque nos ahoga lo que no se nos escapa,
todas esas cosas que no tienen profundidad;
no supimos consentir el hambre en ningún pecho, alrededor,
aunque aprendimos que la tripa se acostumbra al embutido, con sorprendente
facilidad.
nosotros, nunca
nos quitamos el cartel de “en obras”, ni el
“cuidado con el perro”,
porque siempre hemos estado a medio hacer
y no estábamos seguros de si nos íbamos a arrancar a mordiscos.
a nosotros, las tardes, nos aprendieron a volar temprano,
se nos acumularon los domingos en la pila
y empezamos a usar vasos de plástico,
para no tener que dar explicaciones al resto de semana.
a nosotros, no pudieron tatuarnos la rutina y la obligación,
ni educarnos fuera de la resaca tibia.
nosotros,
nos hemos quedado fuera del recreo, el reloj y las chaquetas,
por perder la noción, corriendo detrás de mariposas de humo.
qué bien os tengo y me faltáis,
hijos de puta,
qué bien habéis aprendido a jugar a esto de la vida, bailando
en el filo de sus reglas.