Nos dirán que amor
no es
querer follarse todo el rato,
ni atentar premeditadamente
contra el amanecer
de cada noche
que torcemos con ginebra,
porque no nos gusta
cómo se han escrito,
cómo se han escrito,
que amor no es vivir a nuestra bola
y los demás,
que se maten sí quieren,
que no es que tú tengas los pies fríos
y yo no pueda permitírmelo,
que hay muchas otras cosas que debíamos hacer
pero hoy
van a darle por el culo.
Nos dirán que “amor” tiene que llevar
rima consonante,
dos a dos
y tener una métrica perfecta,
a nosotros,
que nos reímos de la perfección,
por estúpida,
bailando sin saber bailar,
porque sólo
sabemos
besar
improvisando.
Nos dirán que al amor
no le huele el aliento cuando se levanta por las mañanas,
que para el amor
tiene
que salir el sol,
que entre nosotros, llueve
demasiado,
que el amor muere en cada duda,
que no mira brotar el semen,
descuidada y caprichosa.
Nos dirán que el amor no sabe jugar, como los
niños,
a volverse loco,
que es temeroso de Dios y tenemos que esperar
a que nos mire y levante su pulgar
aprobatorio,
como una ajuntaora.
Nos dirán que el amor no mira porno,
que no moja sus bragas,
que no se muerde al labio
hasta sangrar,
ni se mancha de barro,
que para el amor, tu coño es cuna de vida
y nada más,
muy parecido
a un anuncio de compresas virginal,
rosado y estéril,
pero Lolita, señores, ha aprendido
a masturbarse.
Nos dirán que el amor no es
esta enfermiza costumbre de no querer hablar
del
futuro,
para que no nos joda los planes,
que no tiene nada que ver con llorar y reír
a la vez,
porque sí
o
incendiar después la habitación,
mirándonos follar
en el espejo.
Que es mucho más que una palabra,
cuatro letras:
A
M
O
R
Puedo escribirlo
y leo:
y leo:
AMOR, amor, a m
o r
y me parece una gilipollez de palabra,
quizá nos estemos equivocando,
quizá
vivamos
para siempre en un error
del gran paradigma etimológico.
…
quizá toda esa gente que sabe tan bien
cómo
es el amor,
no han sabido amar
así,
como nosotros.
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