sábado, 19 de abril de 2014

contrariado

Estaba leyendo un enlace que han subido varios amigos sobre cómo el gobierno hace demagogia y palabrería barata de twiter con la muerte de Nelson Mandela, cuando han llamado a la puerta. si no es por los ladridos de la perra, no me entero. entre eso y los segundos que he tardado en reaccionar, cuando he llegado a la puerta, no había nadie. quien quiera que fuera estaba ya en otro piso, hablando con otros vecinos.
era una voz de hombre, muy tranquila, que no reflejaba debilidad, al comentar que el papel que traía en las manos era una orden de deshaucio. debía estar mostrándosela a alguien, antes de sonar un perdona y una puerta que se cierra.

he entrado en casa decidido a coger un euro de mi cartera, cuando me he puesto a pensar si iba a escuchar realmente la historia del tío e iba a intentar ayudarle o me iba a limitar a soltar el euro y seguir con mis asuntos. está claro que una limosna de mierda no va a evitar que le echen del piso. tampoco puedo darle mucho más. por otro lado, también podía invitarle a pasar y a tomar un café. siempre pienso que puede resultar un tanto intrusivo, incluso una ofensa (dame la pasta y déjame, que tengo mucho que hacer y en qué pensar..) lo que está claro es que ese hombre no necesita mi compasión, ni mi caridad. ni la de nadie. lo que ese hombre necesita son soluciones reales a su problema y el de su familia. justicia social. y, seguramente, un trabajo también. cosas que están muy lejos de mi alcance poder ofrecérselas.


entre tanta vuelta de olla, cuando he salido al descansillo, el hombre debía haber llegado ya al último piso y bajado de nuevo con las pocas limosnas que haya podido conseguir. intenté escuchar de nuevo su voz grave a través del hueco de las escaleras. nada. me puse a imaginar cómo debía ser físicamente aquel tipo, mientras entraba de nuevo en casa y volvía a mi habitación, algo confundido y contrariado, con un puto euro en la mano -no sabía qué coño hacer con él. me entraron ganas de tirarlo por la ventana- y la cara de Mariano Rajoy en la pantalla del ordena.

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