lunes, 16 de enero de 2017

SINCERA MENTA






Cuando digo Sonia,
me atraganto de gorriones hembra,
su sonido araña el gris abovedado
con tizas de colores.
Apenas la pronuncio,
me amanece entre los dientes un alud de tulipanes
que destroza el hambre.
Cuando digo Sonia -sé que hay quien
no puede verlo-
mira de soslayo el girasol
y pierdo dos metros de nieve.
Recuerdo, antes de ella, antes de nosotros,
si alguna vez dije Sonia,
nada
de este eco de almíbar derribando la pared.
Algunas veces, lo digo sin venir a cuento,
digo Sonia,
y el mundo es un lugar más chiquitito,
casi
acogedor.
Lo digo y es inmediato: Sonia,
vuelven las abejas; Sonia, y leo
en el periódico el lenguaje cifrado de la revolución.

Sonia, y el café es extraordinario.
Sonia, y las macetas ríen sincera menta.
Sonia, y catedrales
para el viento con papel de arroz.
Sonia,
y amor felicidad belleza,
sólo son campanas huecas.
La vida entera pasa en sepia y se reduce a un punto de luz
sobrellevable,
cuando digo Sonia.

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