Sabes que, a veces, te quiero.
Pero hoy más que nunca
te necesito.
Cerca. Muy cerca.
Yo te pago las cervezas.
Hoy que sufro la resaca de mi vida,
que siento perder el control
y me he vuelto exagerado y violento.
Necesito que me escuches.
Que sueltes consejos,
preocupada,
aunque sepas que no sirven para que yo
escarmiente,
pero aprendo
a volver a caer con más estilo.
Necesito tu indulgencia
porque ese no era yo,
pero no era otro a quien echar la culpa.
Necesito que cambies de tema
y me pierda.
Porque aun estoy envenenado.
Que me mientas y me digas:
“no pasa nada”
que me llames gilipollas
y te entren ganas de partirme la cara
o incluso de follar conmigo
por idiota.
Pero,
por encima de todo,
necesito que sonrías para mí.
Yo te pago las cervezas.
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