viernes, 19 de abril de 2013

supervivencia de una semilla


Estaba tan acostumbrado a mirar la vida desde fuera,
sin horadar
por miedo,
superficialidades,
que había olvidado lo pequeña que es
una semilla
y lo bien que huele la tierra
húmeda,
que resbala por la piel de los gusanos.
                             
has hecho que el invierno sea
como una muerte pasajera y transitable,
por la que pasas tan ligera
que no dejas más rastro
que mis estúpidas ideas de desánimo
                                                                                          vencidas
y dices,
mirando un botellín en el que paras a pensar:

“eres gilipollas,
no crees esa mierda que escribes,
tan triste”


y es verdad,

pero todo el mundo tiene ratos malos,        
imagino,
y en los míos
cubro mi existencia de nieve sucia
que me llega por encima de las rodillas
y ando tirándosela
a la gente
                          a la cara,
porque sí.

que has hecho que mire a un sol tímido y le grite,
por cobarde:
¿por qué no?

que siempre,
siempre,
enciendes una luz para que no me rompa la cabeza
o
pueda dormir tranquilo

que me has abrigado con tu desnudez
en uno de los putos inviernos más fríos que recuerdan los abuelos
de nosequé pueblo en nosequé telediario,

enséñame
por favor
cómo va esto de la primavera
que una vez más

me viene grande


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