Golfa ha
empezado a ladrar, a través de una valla de alambre.
no alcanzaba
ver a qué y me he acercado
un poco. allí
estaban:
dos patos;
el macho,
brillante, y la hembra, de colores
pardos.
nadaban en
un charquito,
dentro de un
solar de construcción.
el charco ha
resistido los días de sol, desde las últimas lluvias
aunque no mide
más de un par de metros.
por lo que
se ve, tiene bastante profundidad
para que dos
patos naden
juntos.
deben estar
de paso, pensé,
volviendo
del calor de a saber qué otro lugar del mundo.
he tenido
que insistir a la perra
para que les
dejara en paz, y hemos subido a casa.
ella ha empezado
a comer de su cuenco; yo
me he
sentado en el sofá y me han venido a la cabeza
esos dos
patos,
mientras
miraba la pared,
contando las
horas que quedan para que sea viernes o
primavera y vuelvas.
la verdad,
nunca me había
planteado el tamaño real
de la casa, en
serio.
es un piso
pequeño, de sorteo.
no tengo ni
idea de los metros cuadrados que ocupa. no lo sé.
mañana,
cuando por fin
estés aquí,
comprobamos, una
vez más, que tiene profundidad
suficiente.
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