jueves, 20 de febrero de 2014

a saber qué otro lugar del mundo

Golfa ha empezado a ladrar, a través de una valla de alambre.
no alcanzaba ver a qué y me he acercado
un poco. allí estaban:
dos patos;
el macho, brillante, y la hembra, de colores
pardos.
nadaban en un charquito,
dentro de un solar de construcción.
el charco ha resistido los días de sol, desde las últimas lluvias
aunque no mide más de un par de metros.
por lo que se ve, tiene bastante profundidad
para que dos patos naden
juntos.
deben estar de paso, pensé,
volviendo del calor de a saber qué otro lugar del mundo.

he tenido que insistir a la perra
para que les dejara en paz, y hemos subido a casa.

ella ha empezado a comer de su cuenco; yo
me he sentado en el sofá y me han venido a la cabeza
esos dos patos,
mientras miraba la pared,
contando las horas que quedan para que sea viernes o
primavera           y vuelvas.
la verdad,
nunca me había planteado el tamaño real
de la casa, en serio.
es un piso pequeño, de sorteo.
no tengo ni idea de los metros cuadrados que ocupa. no lo sé.
mañana, cuando por fin
estés aquí,
comprobamos, una vez más, que tiene profundidad
suficiente.

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