Hay una
larga lista de cosas
que no me permiten
pensar
con
claridad.
mejor dicho,
ciertos números,
su timbre cabezota,
cimbrean en
mi cabeza, como ráfagas de percusión.
aunque
cierre los ojos,
lucen de
neón incandescente.
la mayoría
de datos ni siquiera los manejo
con
exactitud,
pero están
ahí, como el sonido de sirenas
que
atraviesa la columna de la gran ciudad.
algunos de
ellos, son la letra pequeña del número pi
de los
contratos.
los restos de
mi cuenta después del día cinco,
cada mes.
lo que queda
de turno
en el
trabajo.
los besos
que no he dado por no parar de hablar.
el tiempo
que tenía para cambiar
o se acabó.
los pasos
que le quedan a mi abuela.
los céntimos
que ha subido el pan
la gasolina.
las décimas
de segundo que me quiso,
de verdad,
el colibrí.
los minutos
que llego tarde siempre.
los días
para el
cambio de estación.
los miles de
años que hacen falta para que vuelva
el cometa.
las hectáreas
de bosque
por minuto.
los niños
que no tienen perro,
pero tienen
moscas. el maldito teléfono de UNICEF.
la soledades
que acumula el cenicero
de mi padre.
las personas
que lloran simultáneamente,
las que
hacen el amor.
las neuronas
que se apagan,
porque no he
encontrado otra mejor manera
y mira que
he dado cabezazos.
la luz de la
báscula, los datos
que manejan
los espejos, las velas de cumpleaños, las
vértebras.
el dos más
dos.
miro hacia
otro lado,
tarareo entre
dientes,
no tengo
reloj, ni calendario, ni luciérnagas,
pero todos estos
números pelean en mi cabeza y, al final,
no
alcanzamos ninguna conclusión, pero lo dejan todo
hecho una
mierda.
y cuando
parece que voy a darme por vencido,
sólo tú, sola,
una,
única y sin
decimales,
irreductiblemente
música.
nada más.
vienes a enseñarme
cómo vivir en un abrazo, sin el filo segundero,
con la
canción que destruye los autobuses, regalando
los pájaros
que no caben en el pecho,
el secreto que
diluye listas de espera, colas del paro,
reintegros.
vienes a
apilar los meses a más de doce alturas,
a quebrantar
el sistema binario, a saltar la banca,
sin digital
o analógico, sin rayitas de cobertura.
sin cuenta
atrás.
vienes a
implantar tu norma de césped mojado,
la del tú o
nada, va,
promételo.
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