todos
acuden a comprar
untados
de crema para después del afeitado.
Se
asfixia, de calor, la libertad
dentro
de esta carpa de circo.
La
luna y la playa tienen
manchas
de alquitrán.
Hemos
levantado puestos de trabajo, encima
de
otros puestos de trabajo,
demoliendo
la actitud al elefante,
chascando
en el aire las monedas,
secando
el río de raíz.
Casi
no se aprecian los barrotes,
son
de azúcar.
Las
golondrinas que posan en el suelo,
no
remontan.
Nuestros
sueños son reptiles que comen golondrinas.
Observa,
detrás de la cortina, tus héroes mutilados
siente
el horror de la comedia:
mitad
hombre, mitad truco.
Puedes
traer a los niños,
que
aplaudan o humillen a las bestias.
Seguro,
necesitas otro par de calcetines,
lee
el cartel: podemos hacerlo por ti.
La
música te estudia,
maneja
un perfecto taladro percutor,
tatuando
nuestro eslogan en tu tímpano:
no nos importa lo que pienses.
tenemos
el molde perfecto
para
tu necesidad mecanizada,
puedes
elegir el sabor
dentro
de nuestra amplia gama,
de
nitrógeno a frambuesa.
¿Has probado el nuevo?
Un
publicista ha querido seducirte y le ha llamado
AMOR,
porque
no sabe qué coño significa,
presume
ser una palabra en lengua muerta,
con
un logradísimo sabor a tuétano.
Recoge
la sonrisa que lanza ese chaval,
detrás
del uniforme.
Dale
a tu hijo unos rotuladores,
que
coloreen su contrato,
se ve triste.
No
te incomode si fue a la universidad,
no
ha debido esforzarse suficiente,
su
padre no debió amasar
lo suficiente.
Coge
la bolsa, la sonrisa
y
vete a tomar por culo.
Desenchufa
tu respiración de las puertas automáticas
y
deja sitio.
Otros
vendrán, hoy es domingo,
hace
un precioso día de metal,
de
invernadero.
El
siglo veintiuno ha vencido a las personas.
Sólo
espero que haya alguien -o algo-
ahí
fuera,
mirando los gorriones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario