jueves, 14 de marzo de 2013

El mundo pide un fin del mundo cada cierto tiempo


Flaco favor le haces a las calles
si te quedas en casa
y no sales a pisar su cara, distraída.
Tú que le has enseñado al invierno que puede tener colores,
como la voz,
aunque le vistas de negro,
porque eres criatura de la noche.

Yo, que finjo un pacto con el día para cruzar su umbral
si te imagino caminar
entre el resto de pávidos mortales,
si te quedas en casa,
estoy tan acostumbrado a esta ciudad
que la miro y no veo nada
como se acostumbra la nariz al olor de la propia mierda,
el paladar a las sopas de sobre
y empieza a llover sobre la acuarela.

Si no estás
nada puede perturbarme
nada me mueve, ni motiva
resisto
porque es el camino difícil
mientras todo lo demás nace
o se deja morir.

Puedo recorrer toda esta puta ciudad,
sin hacer mucho caso a las señales
y que nadie se dé cuenta,
puedo pasar entre la gente
como pasan
los segundos 
de sus vidas.
Puedo respirar el aire viciado de este frasco de cristal
y el murmullo que no permite crecer a las flores.


Si te quedas en casa
porque no hay nada mejor que hacer
o porque odiamos los domingos
sé de otro gilipollas que vive lanzando lejos
los relojes.

Mañana será otro día

¿por qué no?

Mi perra intenta cazar una polilla
que no encuentra el sol
porque el sol hoy no ha salido para nadie.

He formulado una lista macabra
de las personas que salvaría al holocausto
y he llenado la libreta
con tu nombre.

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