domingo, 31 de marzo de 2013

amor desordenado con revólver


Esta noche, el humo
es el punto de encuentro de tu vientre
hasta mi boca.


Antes del último suspiro,
recién engrasada la violencia que provocas,
busco la única combinación que no deja lugar a las dudas
en la ruleta del tambor,
para volcarme,
vencido,
entre tus piernas.


Volver sería el camino equivocado,
dejarse matar
la mejor de las opciones,
desesperado,
acorralado por tus muslos como dos morteros
y
sin argumentos,

ni oración.


No hay odas a la dignidad
o
al heroicismo,
sólo sopla un viento extraño que seca mi sudor
pero no puede con la decidida humedad de tu embestida.

Si he bebido suficiente para obviar a los insectos
de ahí afuera;

tú eres el calor absoluto.


No hay más que hablar:

morir y disolverse


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