Las cosas pasan,
pero yo voy a mi aire,
montado en un caballo
de madera
dispuesto a matar sin hacer daño (soy incapaz
de hacer daño),
a cambio de injusticias.
Intento traspasar una esquela al portador
que me consume
y me apremia a luchar por lo que es mío
como
por ejemplo
mis sueños.
Pero me da pereza hasta escribirlo,
hablar de ello,
pensarlos,
soñar-los.
¿Cómo voy a intentar siquiera
alcanzarlos?
Sobrepaso la toalla que tiré,
la lanza quebrada
y la resaca
para nunca volver.
Nunca volver porque, en verdad, nunca he
partido.
Aunque ha dicho la tele
que se puede vivir mejor en otro lado,
haciendo otras cosas,
siendo otras personas,
viviendo otras vidas.
La tele está llena de cosas que le hacen
sentir a uno como una mierda.
Yo solo tengo una maleta sin hacer,
llena de deudas,
y vacía de cojones.
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