La vida es sólo una casualidad
que puedes, o no,
aprovechar a la primera,
porque no viene de vuelta.
Sobrevivir otro día no es más que cuestión de
suerte,
buena o mala:
suerte.
Yo llevo veintiséis años teniendo suerte
cada día,
buena o mala.
No sé
a quién le debo los otros veinticinco que he pasado
a quién le debo los otros veinticinco que he pasado
tan deprisa,
bebiendo de trago cada uno de los chupitos
sobre la barra.
Sé
que si vivo deprisa muero joven
si vivo despacio
muero viejo,
pero muero antes.
Sé
que si vivo deprisa muero joven
si vivo despacio
muero viejo,
pero muero antes.
Es pronto aún, dice la historia del mundo,
que sólo soy un poro que se abre
en ésta
extensión
infinita.
Un suspiro
que pelea con el tiempo
por la misma derrota.
Cómo sabemos si no
es
el último
trozo
del pastel.
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