lunes, 11 de marzo de 2013

sobre moscas


Lo primero que pienso al despertar
es que me cago en Dios
después que seguirás dormida
y olvido
que me cago en Dios

(...)

Tengo bastantes versos como éstos dando vueltas,
como moscas,
sobre mi cabeza
que debiera aplastar contra el papel
y regar adecuadamente
para escribir algo en condiciones
para ti
y abandonar el derrotismo.

Pero si agarro el bolígrafo
el sol se esconde para no enterarse,
como las avestruces.

Se marchitan las sombras 
y encogen.

La habitación parece el interior de una nevera.

Las fotos y los muñecos no pueden cerrar los ojos.


Empiezan a posarse otras moscas
y yo a regarlas con otros brebajes.

Cuando la poesía debía ser válvula de escape
de esta olla a presión,
chivo expiatorio,
una 
vagina 
de látex,
el agujero en la pared para mirar dentro
cómo salir
afuera.


Estas moscas,
mis moscas,
saben bien que es más nutritiva
la mierda
que las flores.

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