domingo, 14 de mayo de 2017

LOS NIÑOS DE BOCA TORCIDA




«que salgan a matar
los niños de boca torcida, que están sin vacunar»
Poncho K


Aún
no nos hemos dado cuenta
-parece que ellos tampoco-.
Se ha puesto en marcha y no se puede parar,
una bestia con un corazón enorme,
pero con muy mala hostia.
Cuando tocaron a los niños
y dejaron en la cama a los más débiles,
sin que les temblara el pulso,
nos dieron el mando de la tele
y lo llamaron elegir.

Ahora que han roto las cuerdas del hambre
y le han dicho al pasado
que les vio crecer,
cuando apenas puede caminar,
que no,
que no era como prometían,
Que han cambiado las reglas.
«El mundo avanza con demasiada inercia,
abuelo, no moleste.»

Piensan someter eternamente la embestida,
con sus escudos de fibra,
a un mar que se sabe cada vez más valiente,
aunque hoy apenas les salpica.

Por mucho que intenten cortar los brotes
con saña,
la primavera se les ha ido de las manos.
Les tiene que correr una gota de sudor por la espalda
de premonición, que ni ellos
ni sus asesores de imagen,
saben interpretar.

Lo más fácil es que pasen los años
y nadie
haga nada,
se dicen por las noches
en voz alta, mirando a sus mujeres,
y les cantan a sus hijos estas nanas.
No se explican el silencio ahí fuera,
como si algo estuviese a punto de estallar.
No le dan la importancia que merece.

Hemos despertado,
los niños del otro lado del puente,
los niños de boca torcida
y ahora,
tenemos la pelota en nuestro campo.
Sólo hace falta que los adultos entren en razón,
y salgan con nosotros a la calle,
para escuchar cómo debemos posicionarnos,
porque va a empezar el juego.

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